Empresas grandes vs. empresas pequeñas

Cómo la implementación de sistemas impacta la confiabilidad empresarial

Cuando emprendemos, soñamos con crear una gran empresa que funcione sola.

Como un gran buque, con una tripulación preparada, que funcione a velocidad de crucero.

En este tipo de empresas, todas las operaciones están bien definidas.

Todo el mundo tiene clara su posición.

Las herramientas son modernas, y fáciles de manejar.

Todo está interconectado.

La tripulación está preparada, formada, capacitada.

Si alguien se pone enfermo, o se va de vacaciones, el buque sigue navegando.

Los pequeños fallos y correcciones de rumbo casi no se notan.

Sin embargo, los comienzos suelen ser difíciles, y si no tenemos una buena inversión, empezamos con lo mínimo.

Las herramientas mínimas.

El emprendedor debe hacerlo todo.

Con esfuerzo y tomando las decisiones correctas, podemos crecer.

Más clientes, más ingresos, mejoramos la maquinaria, contratamos equipo…

Todo va más rápido.

Asumimos mayores riesgos…

Y aumentamos el equipo.

Pero…

Cada vez es más importante tomar buenas decisiones.

Porque se puede crecer de muchas formas.

Convertir una barca de remos en un buque moderno no es fácil.

Hay muchos procesos que implementar.

Muchas herramientas y maquinaria.

No basta solo con meter gente cuando hay mucho trabajo.

Porque si solo queremos gente, y nos empeñamos en motivarles, podemos estar creciendo, pero mal.

Lo natural es automatizar todo lo posible.

Depender lo menos posible de las personas, en el buen sentido.

Las personas crean los sistemas, los supervisan y los mejoran.

Pero no están ejecutando manualmente todas las operaciones repetitivas.

Ponen en marcha el sistema, y si se van de vacaciones, sigue funcionando.

Si sabemos perfectamente cómo hacer algo, y queremos ejecutarlo miles de veces, que lo haga una máquina.

Porque la máquina no se equivoca al repetir, la persona sí.

La máquina no olvida ningún paso, la persona sí.

La máquina no se cansa, ni se distrae, ni se estresa, ni tiene la cabeza en otra parte.

¿Lo pillas?

Sistemas de gestión de la calidad, de planificación del trabajo, de gestión del material…

Sistemas que permitan detectar, diagnosticar y resolver problemas, tanto de calidad, como averías, o cualquier otra incidencia.

Sistemas que permitan tener una trazabilidad de todos los pasos que se han dado, como una caja negra que guarda toda la información necesaria para investigar cualquier problema.

Sin un sistema sólido, unificado, probado, validado y sobre todo, que todo el mundo use con naturalidad, no tenemos una empresa fiable.

Puede funcionar un tiempo en aguas tranquilas, cuando todo el mundo está sincronizado.

Y podemos pensar que la empresa está bien.

Que hemos acertado.

Y empezamos a darnos premios y reconocimientos.

Pero el más mínimo golpe de mar puede cargárselo todo.

En un momento.

Por eso hay que tener mucho cuidado al plantear la estrategia de crecimiento.

Porque, cuando la idea de crecimiento es decirle a las personas que son un gran equipo, una familia, que tienen la fuerza, el poder, las ganas…

Cuando la estrategia consiste principalmente en llevar a los trabajadores a comer una paella, o a chapotear en un parque acuático…

Aunque haya un discurso potente y motivador, si no hay sistemas, la empresa es muy delicada.

Depende demasiado de las personas.

Si alguien falla, toda la estructura se resiente.

Si la única persona que sabe cómo ejecutar cierto proceso se va de vacaciones, o se rompe una pierna, todo se desestabiliza.

Cuando montamos este tipo de empresa, basado en las habilidades personales, sin sistemas ni procesos para automatizarlas, acabamos con algo parecido a esto:

Dale una vuelta…

¿Estás de acuerdo?

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PD: Las imágenes son generadas por IA, hasta ahora no conozco esquiadores acuáticos trapecistas siameses. El texto es 100% mío, natural.