Antonio vive agobiado.
Su trabajo es muy estresante.
Todo el mundo le pide cosas:
– Rellena los botes de disolvente…
– Cambia las cuchillas de esas piezas…
– Revisa el stock de recambios…
– El disolvente que ha llegado no va bien, reclámaselo al proveedor…
Y así, mil temas más cada día.
Cada día.
Cuando empieza por la mañana, tiene un montón de cosas pendientes del día anterior.
Y cuando llega la hora de irse a casa, tiene un montón de cosas pendientes para el día siguiente.
Y como es el más joven del equipo, todos le hablan un poco mal.
Le exigen mucho, y creen que hace poco.
Porque nadie sabe cuántas cosas le han pedido los demás.
Nadie entiende que aunque algo te lleve diez minutos, si tienes cien temas, necesitas mil minutos.
Hace unos días, Antonio colapsó.
Su cerebro se cortocircuitó.
No sé exactamente los detalles, no soy neurólogo.
La cuestión es que se quedó en blanco.
Como ausente.
Durante unos minutos, sabía dónde estaba, pero no sabía lo que estaba haciendo.
Imagina la sensación.
Estuvo un rato hasta que más o menos recobró la claridad mental.
Durante varios días, mejoraba y empeoraba a ratos.
Hablé con él, y no era capaz de hablarme con fluidez.
Debía parar cada pocas palabras, respirar, y analizar lo que estaba diciendo, porque perdía el hilo.
Una situación muy chunga, de verdad.
Me impactó, y me quedé muy preocupado.
Y eso que he visto unos cuantos casos de personas que “pierden la pinza”, quiero decir que no estoy exagerando.
Después del fin de semana mejoró.
A ver cómo va con el paso de los días.
La cuestión por la que creo que el caso de Antonio te puede interesar, es analizar las causas.
Hace poco tiempo, Antonio tenía a alguien que le organizaba el trabajo.
Él solo debía ejecutar.
Primero esto, después esto, cuando termines esto…
Solo debía repetir cosas que ya sabía hacer.
Y eso se le da muy bien.
Pero la situación en la empresa cambió.
Varias jubilaciones y cambios de personal en muy poco tiempo…
Total, que ahora Antonio debe organizarse su trabajo de forma autónoma.
Y aparte de pensar en lo que está haciendo, debe pensar en todo lo que tiene por hacer.
No está acostumbrado, y tampoco es su talento.
Cada uno tenemos nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
Antonio es un buen ejecutor, pero no es un buen planificador.
Y eso le obliga a hacer un sobreesfuerzo mental.
Y cuando el cerebro se ve saturado en una situación que le resulta amenazante, recurre a instintos primitivos: huída, lucha, parálisis…
Bueno, creo que el problema está claro.
Ahora, vamos con la solución.
Yo no puedo decidir cómo debe trabajar Antonio, no es mi “jurisdicción”, y quienes organizan su trabajo no tienen mucho interés en mis sistemas ni en mi experiencia.
Y no pasa nada.
No voy a perder tiempo en intentar convencer a nadie de que se deje ayudar por mí.
Me limito a explicar lo que hago, cómo lo hago, y en qué puedo ayudar.
Es decir, me pongo a su disposición.
Después cada uno decide.
Por eso te lo cuento a ti, porque es probable que te resulte útil, y puedas aprovecharlo en tu caso.
Yo le daría a Antonio un sistema de organización de tareas.
Donde todo lo que le piden, y todo lo que hace, quede registrado.
Quién lo pide…
Cuándo lo pide…
Para cuándo se necesita…
Y lo más importante:
Qué prioridad objetiva tiene.
Porque cada uno piensa que lo suyo es más urgente y más importante, y debe hacer ahora mismo.
Por eso, si hay un sistema que te permita medir y organizar las tareas por prioridad, te aseguras de que estás ejecutando primero las acciones más críticas.
Si algo se queda por hacer, será lo menos importante.
Ya se hará más adelante.
Y si esas pequeñas cosas se quedan aparcadas mucho tiempo, hay que tomar una decisión:
1. Quizás no son nada importantes y simplemente se pueden dejar como están.
2. Quizás hay que pedir ayuda o conseguir recursos de otro sitio para ponerlas al día.
Pues eso.
Un buen sistema de organización de trabajos según su prioridad, que sea ágil, y que se pueda usar fácilmente.
Yo uso este sistema, y es el que enseñaría a usar a Antonio.
En un par de días lo estaría usando, y solo debería preocuparse de ejecutar lo que indica el sistema.
PD: ¿Te has sentido alguna vez como Antonio?
PD2: ¿Usas algún sistema de gestión de tareas? ¿Qué tal te va?
PD3: El texto verde subrayado de más arriba es un enlace, si haces clic te lleva a otro sitio.
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